El calamar cochinillo (Helicocranchia pfefferi ), también llamado calamar lechón, es una especie de calamar oceánico que se hincha cuando llena de agua su cuerpo. Es en este momento cuando desarrolla una expresión facial que semeja ser una cara sonriente debido a la curiosa alineación de los pigmentos de su piel, confiriéndole un aspecto bonachón.
Habita en los oceános tropicales y subtropicales y en las aguas del Atlántico Norte. El tamaño promedio de un adulto es de 10 cm. Cuando nacen viven cerca de la superficie, aunque cuando son adultos descienden hasta llegar a los 1000 metros de profundidad, momento en el cual es poco susceptible al impacto humano, teniendo además en cuenta que no son un blanco para la pesca convencional.
Nadan lentamente y en posición contraria al resto de los calamares (todavía se desconoce el motivo).
Debajo de sus ojos se hallan los fotóforos, que emiten luz que consigue atraer a sus presas. Pero uno de los rasgos más característicos de esta especie es el gran embudo que se extiende más allá de sus picos, que recuerdan al hocico de un cerdo, de ahí su nombre. A medida que aumenta su edad, (y con ello también la profundidad en la que habitan), se vuelve de color rojizo. Con la madurez sexual suelen perder algunos de sus tentáculos.
Para poder flotar mejor, almacena iones de amonio (NH4) en su cuerpo. Dichos iones proceden del catabolismo del calamar, que quema proteínas para obtener la energía necesaria; el resultado final son productos amoniacales.
Los iones de amonio tienen la propiedad de tener una gravedad específica ligeramente inferior a la del agua de mar. Sin dichos iones los calamares se hundirían, pero gracias a estos iones pueden flotar con facilidad lo que les permite ahorrar energía.
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