El eritema pernio (conocido comúnmente como sabañones) son lesiones bultosas en la piel de color rojo azulado y cuyos síntomas son: inflamación, ardor, dolor y picazón intensa. Es una afección típica de los meses de invierno y se produce debido a una deficiente circulación sanguínea y a cambios bruscos de temperatura. El cambio repentino de temperatura hace que los vasos sanguíneos se dilaten rápidamente, lo que provoca una migración de sangre hacia los tejidos cercanos.
Pueden llegar a formarse ampollas o costras, y en casos más severos, los afectados sufrirán secuelas atróficas o deformaciones de los miembros.
Los sabañones pueden afectar diferentes partes del cuerpo, como pueden ser: los pies, las manos, las orejas y la nariz.
Se cree que una de cada 10 personas los sufre al menos una vez al año, siendo las mujeres las más afectadas. Aparte de ser básicamente un problema de origen circulatorio, existen otros factores de riesgo como: mala alimentación, consumo de alcohol y de tabaco, vivienda fria y húmeda, antecedentes familiares o bajo peso corporal.
Generalmente, las lesiones tardan de dos a tres semanas en curarse, siempre y cuando no se compliquen con una ulceración que deje cicatriz.
¿CÓMO PODEMOS PREVENIR LA APARICIÓN DE LOS SABAÑONES?
- Evitar cambios bruscos de temperatura: si llegas a casa tras haber estado en un ambiente muy frio, evita ir directamente a calentarte a una estufa pues eso causaría una rápida vasodilatación que favorecería la aparición de sabañones.
- Abrigarse adecuadamente: es recomendable utilizar gorro, guantes y un calzado con suela de goma gruesa que resguarden nuestros pies del frio y la humedad.
- No usar ropa ni calzado apretados ya que dificulta la circulación sanguínea.
- Prescindir del tabaco y del alcohol.
- Masajear las zonas propensas a padecer sabañones, para estimular el flujo sanguíneo. Es preferible utilizar aceite de árnica para el masaje.
- Evita permanecer mucho tiempo de pie o sentado. Si es posible muévete para activar la circulación.
- Realizar ejercicio físico con regularidad.
- Aplicar cremas hidratantes para combatir la sequedad de la piel. Una piel bien hidratada crea una barrera protectora que nos ayuda a que las inclemencias del tiempo no nos afecten tanto.
- Consumir alimentos ricos en vitamina D, ya que esta vitamina estimula el sistema circulatorio.
- Aumentar la ingesta de alimentos ricos en vitamina A y C que ayudan a restaurar los tejidos dañados.
- Consumir la planta Gingko biloba, en extracto o en comprimidos, un par de meses antes de la llegada del invierno, ya que esta planta es un gran estimulador de la microcirculación.
REMEDIOS PARA CURAR LOS SABAÑONES
Un remedio antiguo y muy popular es el de aplicar sobre los sabañones una rodaja gruesa de cebolla o un ajo cortado por la mitad. Deje actuar durante 15 minutos y luego limpielo con un paño tibio. Repita la operación 2 ó 3 veces al día durante dos semanas.
Tanto la cebolla como el ajo tienen propiedades antisépticas, antiinflamatorias y antibióticas.
Precaución: si tiene la piel agrietada o úlceras nunca haga este remedio. Acuda a su médico.
Realizar baños en agua tibia (nunca fria ni muy caliente) en la que previamente hemos hecho una decocción con 4 cucharadas de hojas de nogal en 3/4 de litro de agua. Sumergimos la zona afectada hasta que notemos que el agua empieza a enfriarse. Secar bien la zona, pues la humedad empeora esta condición.
También podemos utilizar la caléndula, ya que es un corticoide natural. Esta planta tiene propiedades cicatrizantes y antiinflamatorias que reducen el dolor que nos provocan estas lesiones, fomentando una curación más rápida. Para ello herviremos un puñado de flores de caléndula en dos tazas de agua y dejar a hervir a fuego lento durante 15-20 minutos. Deje que enfríe y añada un poco de sal marina sin aditivos. Remoje las zonas afectadas con esta solución durante 15 min, una o dos veces al día.
Es recomendable utilizar una crema o pomada de caléndula y aplicarlo en las zonas afectadas tres veces al día hasta su completa curación.
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