Del mismo modo que la naturaleza visible está poblada por infinitud de seres vivos, según Paracelso (médico y alquimista del siglo XVI), lo invisible, contraparte espiritual de lo visible, está habitado por multitud de seres peculiares, que reciben el nombre de: elementales. Posteriormente pasaron a designarse como espíritus de la naturaleza.
Paracelso divide a estos elementales en cuatro grupos distintos: gnomos , ondinas , sílfides y salamandras . Él enseñó que estas entidades (muchos parecidos a los seres humanos en forma), habitan en sus propios mundos, desconocidos para los humanos debido a que sus sentidos, no desarrollados, eran incapaces de funcionar más allá de las limitaciones de los elementos más groseros.
Las civilizaciones de Grecia, Roma, Egipto, China y la India creían profundamente en sátiros, duendes y trasgos. Ellos poblaron el mar con las sirenas, los ríos y las fuentes con las ninfas, el aire con las hadas, el fuego con Lares y Penates, y la tierra, con faunos, dríadas y hamadríadas. Estos espíritus de la naturaleza se tenían en la más alta estima, hacíendose ofrendas propiciatorias para ellos. De vez en cuando se hacían visibles, como resultado de las condiciones atmosféricas o de la sensibilidad peculiar del devoto. Muchos autores escribieron acerca de ellos en términos que significan que ellos habían visto en realidad estos habitantes de los reinos más sutiles de la naturaleza. Gran parte de ellos compartían la creencia de que muchos de los dioses adorados por los paganos eran elementales, creyéndose además que estos seres invisibles poseían un magnífico porte y una estatura imponente.
Paracelso afirmaba, además, que mientras que el hombre está compuesto de varias naturalezas (espítitu, alma, mente y cuerpo), combinados en una sola unidad, el elemental tiene sólo una naturaleza, el éter del que se compone y en el que vive.
En cuanto a los éteres elementales en los que existen los espíritus de la naturaleza, Paracelso escribió: "Ellos viven en los cuatro elementos: las ninfas en el elemento del agua, los Sylphes en la del aire, los pigmeos en la tierra, y las salamandras en el fuego. También se les llama Undinæ, Sylvestres, Gnomi, Vulcani. Cada especie se mueve sólo en el elemento al que pertenece, y ninguno de ellos puede ir fuera de su elemento apropiado, que es para ellos como el aire es para nosotros, o el agua para los peces, y ninguno de ellos puede vivir en el elemento que pertenece a otra clase. El elemento en el que vive el elemental es transparente, invisible y respirable, al igual que la atmósfera para nosotros mismos" ( Philosophia Oculta , traducido por Franz Hartmann.)
LAS SALAMANDRAS
Las salamandras son los elementales del fuego. Según creían los místicos medievales, ni el pedernal ni el acero podrían emitir su chispa (provocada por la fricción) sin la ayuda de una salamandra.
El hombre es incapaz de comunicarse con las salamandras debido al elemento fuego en el que habitan, ya que al entrar en su presencia todo se convierte en cenizas. Los artesanos de la antigüedad preparaban inciensos con preparados de hierbas y perfumes. Cuando se quemaba incienso, el humo que salía del mismo era considerado un medio adecuado para la expresión de estos elementales.
Paracelso decía: "Las salamandras se han visto con la forma de bolas de fuego, o lenguas de fuego, corriendo por los campos o mirando en las casas." ( Philosophia Oculta , traducido por Franz Hartmann.). Los investigadores medievales creían que la forma más común de los elementales de fuego era un lagarto de unos 30 cm de longitud con apariencia de salamandra, arrastrándose en medio del fuego.
Otras autoridades medievales, entre ellos el abad de Villars, creían que Zaratustra (Zoroastro) era el hijo de Vesta y la gran salamandra Oromasis y a partir de ese momento, los fuegos inmortales se han mantenido en los altares persas en honor del flameante padre de Zaratustra.
Las salamandras trabajan a través de la naturaleza emocional por medio del calor del cuerpo, el hígado y la sangre.
El elemento fuego nos aporta la fuerza, la valentía, el coraje y la pasión por la vida.
CORRESPONDENCIAS DEL ELEMENTO FUEGO
- Elementales: Salamandras
- Rey Elemental: Djin
- Tipo de Energía: masculina-proyectiva
- Hora Celta: mediodía
- Estación: Verano
- Dirección: Sur
- Sentidos: oído, tacto, forma
- Colores: rojo
- Herramientas: athame, espada, velas, carbón, hoguera
- Instrumentos musicales: todos los de cuerda, guitarras, arpas, violín, etc.
- Piedras: lava, obsidiana, ojo de tigre, ónice, pedernal, rubí, topacio, jaspe rojo, ámbar.
- Metales: bronce y oro
- Árboles sagrados: serbal, fresno, espino, roble, pirul
- Animales: abeja, serpiente, camaleón, cocodrilo, iguana, oso, león
- Signos Astrológicos: Aries, Leo, Sagitario
- Hierbas y plantas: ajo, albahaca, angélica, amaranto, azafrán, caléndula, canela, acebo, cedro, cebolla, clavel, clavo, comino, crisantemo, cilantro, eneldo, enebro, girasol, granada, heliotropo, higo, hinojo, hierba de San Juan, hinojo, laure, mandrágora, menta, mostaza, naranja, nuez moscada, pimienta, rábano, romero, tabaco, árbol del té, zarzaparrilla.
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